Cuando tu Relación con la Comida se Convierte en tu Enemigo

Cuando tu Relación con la Comida se Convierte en tu Enemigo

La enfermedad de la adicción se manifiesta a través de diferentes síntomas: abuso de sustancias psicoactivas, conductas patológicas o relaciones disfuncionales como un mecanismo para anestesiar emociones y sentimientos buscando una gratificación inmediata. Cuando hablamos de conductas patológicas podemos incluir la adicción a la comida como un trastorno conductual que se caracteriza por una necesidad incontrolable de consumir alimentos, activando el sistema de recompensa cerebral muy similar a los que hacen las sustancias psicoactivas. 

Este comportamiento lleva al individuo a vivir un estado de ingobernabilidad, ya que la relación disfuncional con la comida, aun siendo este un acto placentero, le lleva a sentir un vacío existencial lleno de sentimientos de culpa.

El buen manejo de las emociones previene que el individuo se involucre en acciones autodestructivas como lo es la adicción a la comida, utilizada muchas veces como un mecanismo para aliviar diferentes estados emocionales tales como ansiedad, depresión o hasta la misma frustración. Pero como esto es solo una gratificación instantánea, el malestar continuo y la ingesta de comida se convierte en un círculo vicioso, constante y autodestructivo.

Por eso es importante identificar algunos síntomas de cómo se manifiesta esta enfermedad para poder buscar ayuda a tiempo y vivir una vida libre de culpas y ataduras. 

Síntomas: 

  • Comer en exceso y descontroladamente hasta no poder más (atracón)
  • Anorexia (no ingerir ningún tipo de alimentos).
  • Bulimia (provocar el vómito después de comer)
  • Compulsión luego del primer bocado
  • Abuso de laxantes o diuréticos
  • Preocupación excesiva por la comida
  • Usar la comida como recompensa y sentir culpabilidad luego de la ingesta
  • Exceso de ejercicio

La manifestación de este patrón conductual obsesivo-compulsivo puede llevar al individuo a vivir consecuencias físicas y emocionales, privándoles de vivir en libertad y en franco deterioro de su salud.

Habiendo identificado algunas de estas sintomatologías, el individuo empieza a manejar frustración e impotencia, ya que, aun pagando consecuencias desagradables, no puede dejar de realizar esta conducta que tanto daño le hace.

Algunas de las consecuencias son: 

  • Obesidad 
  • Diabetes
  • Hipertensión 
  • Anemia 
  • Deterioro cognitivo 
  • Depresión 
  • Deterioro físico
  • Sentimientos de culpa 
  • Cambios de humor 
  • Aislamiento
  • Baja autoestima, entre otros.

Si te identificas con algunos de estos síntomas o ya estás viviendo las consecuencias de esta enfermedad, lo más importante es decirte que no estás solo y que hay una solución. 

El primer paso es aceptar y reconocer que solo no podemos y que hemos perdido el control sobre la situación actual que estamos viviendo. Ya consciente de esta realidad, es importante buscar ayuda profesional de especialistas en esta área para iniciar un proceso de modificación de patrones de conducta que nos lleven a vivir un estilo de vida saludable, aprendiendo a manejar nuestros sentimientos, identificando nuestros detonantes, manejando los estados de frustración y la tolerancia. Como dice la literatura, aprendiendo a vivir la vida en los términos de la vida, aceptando nuestra imagen, construyendo una buena autoestima e integrándonos a grupos de autoayuda que nos permitan identificarnos con las historias de otras personas que están viviendo lo mismo que yo. 

¡Recuerda, no estás solo!

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